Hemos hablado ya antes en este blog, sin decirlo de manera directa, de lo fundamental que resultan los datos, las cifras, las estadísticas, en definitiva, la medición, para muchísimos sectores de la economía así como de la vida en sociedad.
Lo hicimos en un post que titulamos Los datos: un valor añadido para marcar la diferencia en comunicación, para explicar todo lo que los números aportan a los reportajes periodísticos. O en otra entrada llamada La investigación social ayuda a convertir tu marca en noticia, para analizar cómo los informes analíticos pueden llegar a dar visibilidad a las empresas en los medios. También pusimos algunos ejemplos prácticos sobre ello. O hablamos sobre cómo la analítica predictiva puede ser útil a muchos negocios.
Aunque no hablen de ello, todos y cada uno de los temas que tratamos en nuestros artículos llevan implícitos la trascendencia que tiene la medición. También desde nuestros perfiles de las redes sociales Twitter y Linkedin, no nos cansamos de compartir contenido en el que el medir es clave, tanto para la investigación social como para las consultoras de investigación de mercado. ¿Por qué? Porque lo que no se mide, no se puede gestionar, ni para revertirlo, ni para profundizarlo.
Medir en investigación social
A nadie se le escapa la importancia que las estadísticas tienen para conocer el estado de salud de una sociedad. Las cifras del paro son quizás el mejor ejemplo de ello. Cada mes, el Instituto Nacional de Estadística (INE) las da a conocer y, a partir de ahí, se disparan múltiples análisis, opiniones y recomendaciones de expertos. Sin esos datos no sabríamos cómo avanza o retrocede nuestro mercado laboral. Pero hay muchas más: las cifras de accidentes mortales de la DGT, las de víctimas de la violencia de género, de población y censo demográfico, empresariales, el índice de precios de consumo…
Basta con echar un ojo a las portadas de los diarios cada día o entrar a la web del INE, el organismo que se encarga en España de más de la mitad de las operaciones estadísticas que se realizarán este año, para descubrir la cantidad y variedad de las mediciones. Y es que, conocer los datos, nos ayuda por ejemplo a combatir lo que esos datos revelan, llámese desigualdad, pobreza, violencia, discriminación, etc. O al menos así debería suceder.
Las mediciones son también un aporte al retrato de una sociedad de un determinado momento, parte de esa foto fija que luego nos sirve para comparar y analizar etapas distintas de la historia. ¿Cuántas veces escuchamos frases del estilo “es el verano más caluroso de la serie histórica desde que se tiene registro”? No es otra cosa que decir que sólo podemos comparar las temperaturas actuales con aquellos momentos que pudieron medirse. Del resto, sólo nos queda adivinarlos o intuirlos, verbos lejanos a la precisión de la ciencia.
Como bien dice Borja Ventura en un artículo de Yorokobu, “las estadísticas, a diferencia de las encuestas, sirven para representar lo que se ha sido y normalmente ya no es… Lo curioso del pasado es que muchas veces sirve para ilustrar el futuro: para entender la crisis de hoy nada mejor que ver las cifras económicas y bancarias de hace una década, así que… ¿qué mejor manera de esbozar cómo será nuestro país en el futuro que viendo cuáles son las tendencias actuales —perdón— recientes?”.
Medir en investigación de mercado y comunicación
La idea del tema de este post nos surgió tras leer la Guía Práctica de la Medición de la Asociación de Empresas Consultoras en Relaciones Públicas y Comunicación (Adecec). El documento hace referencia a la importancia de la medición en los ámbitos de la comunicación y de las relaciones públicas, muy cercanos a una empresa de investigación de mercado como la nuestra.
Quizás suene redundante decir que medir es una tarea central para las consultoras de mercado, porque es lo que hacemos a diario, trabajar con datos, analizarlos, contextualizarlos. Pero cada vez lo es más también para las agencias de comunicación y marketing y para los clientes para los que trabajamos. Mientras para la investigación de mercados de empresas la medición es la herramienta que tenemos para medir la realidad, para las agencias con las que trabajamos es, como señala Adecec, la forma que tienen de evaluar su actividad profesional y demostrar así su valor añadido para las organizaciones.
“Lo que no se mide no se puede ni valorar ni gestionar y, por consiguiente, no se puede mejorar. Solo midiendo se puede analizar qué errores se han cometido o qué es verdaderamente eficaz para poder seguir trabajando en pro de unos resultados óptimos”, afirma la guía.
Si volvemos la vista hacia el apartado escrito más arriba Medir en investigación social, veremos que la esencia del medir en ambos casos es la misma: una herramienta que nos permite tomar decisiones en base al profundo conocimiento de ciertos parámetros; que nos da la posibilidad de planificar a partir de información sistemática y relevante; que nos habilita a plantearnos objetivos desde indicadores precisos.
Y ya que hablamos de medir, nos encantaría medir por decenas las veces que se comparte nuestro post en las redes sociales. ¿Nos ayudas?