Hablamos ya en una antigua entrada de la importancia del clima laboral para el éxito de cualquier negocio, de lo fundamental que resulta la satisfacción de los empleados para la consecución de los objetivos de las compañías.
Como consultoras de mercado y al ser el clima laboral una de las aplicaciones que la investigación social tiene de cara a las empresas, nos gusta estar al día de las últimas ideas, teorías y tendencias sobre esta materia, tan vinculada a la productividad. Y a diario nos encontramos con estudios de social research, que a su vez disparan artículos y reportajes acerca de este tema. En este enlace de Ranstad hacen una buena selección de varios de esos informes, entre los que destaca uno de la Universidad de Warwick, en Reino Unido, en el que estudiaron el comportamiento de 713 trabajadores para analizar el vínculo existente entre la satisfacción que una persona experimenta en su puesto de trabajo y sus resultados laborales. El estudio se basó en cuatro experimentos distintos, aunque todos ellos arrojaron la misma conclusión: si una persona está satisfecha, trabaja mejor.
Cuando un tema como la productividad laboral es noticiable tan a menudo, suele significar que preocupa o interesa a la sociedad. Por eso queremos en este post recopilar y pasar en limpio algunas de esas tendencias con las que nos hemos topado en los titulares de los periódicos en los últimos meses. Aquí van y ojalá os sirvan a modo de inspiración para trabajar el clima laboral más apropiado a vuestros proyectos. Si os cuesta conseguirlo, ya sabéis que como empresa de investigación de mercado podemos ayudaros.
Fines de semana de tres días
El más reciente de los reportajes que leímos en los medios acerca de la productividad laboral es el del profesor de la Universidad de Londres, Alex Williams, en el que defiende la reducción de número de horas de trabajo con fines de semana de tres días. Cómo los fines de semana de tres días pueden contribuir a salvar el mundo se llama la nota. El docente apuesta no solo por la mejora de la salud, la vida social y familiar de los trabajadores que acarrearía esta medida, teniendo más tiempo para compartir con los suyos, para salir, viajar, etc., sino también por lo beneficioso que sería para el medio ambiente, por el gran ahorro de energía.
El académico pone como ejemplo la ciudad estadounidense de Utah, en la que durante unos años se puso en práctica esta medida, y esgrime además razones económicas y tecnológicas que la sustentan y que luchan contra el “presentismo”, el hábito de ocupar la silla hasta altas horas aunque no se tenga mucho que hacer y que poco tiene que ver con la verdadera productividad.
Jornadas laborales que empiezan a la madrugada
Otro de los artículos que llamó nuestra atención y compartimos en las redes sociales es ¿Por qué empezar a trabajar a las 4 de la mañana? En él se recopilan varios estudios que apoyan el método popularizado por grandes ejecutivos que empiezan a trabajar de madrugada. Y la razón no es otra que la productividad y el mejor aprovechamiento del tiempo que otorga arrancar la jornada laboral cuando toda la ciudad duerme, el poder comprimir en esas primeras horas del día, sin distracciones ni interrupciones, gran parte de la carga de trabajo.
No se trata de extender la jornada, sino de aprovechar las horas más productivas para luego tener también tiempo de hacer actividades fuera de la oficina, ya sean sociales, deportivas o familiares. “Este tipo de rutinas alejadas de los estándares llevan años creciendo en EEUU, núcleo de los métodos de gestión del tiempo y la productividad”, asegura Bárbara Ayuso, autora del reportaje.
Semanas de 30 horas en vez de 40
Si miramos a lo países nórdicos, encontramos en Suecia otro interesante ejemplo de políticas aplicadas para mejorar la productividad laboral. Desde el propio Estado sueco se puso el año pasado en práctica un experimento en una residencia geriátrica con el fin de demostrar que era posible ser más eficiente en el trabajo haciendo menos y que una jornada más respetuosa con la conciliación familiar acarrea empleados más comprometidos, eficientes, dedicados y con menos bajas por enfermedad.
Para ello dividieron a la plantilla en dos, para que una mitad trabajara seis horas al día (30 a la semana) y la otra continuara con la jornada de ocho horas diarias (40 semanales). Después de ocho meses de ponerla en práctica, la experiencia les dio la razón. No sólo las cifras demostraron que hubo un 25% más de beneficios al descender los costes de capital por usarse la maquinaria de manera más eficiente, sino que también los empleados reconocieron que con la reducción del horario se sentían más descansados, mucho más alerta y disfrutaban más, tanto del trabajo como de la vida familiar.
Vacaciones más largas y flexibles
Vacaciones que generan rentabilidad se titula un reportaje de El País que destaca el ejemplo de varias empresas que optan por la flexibilidad a la hora de dar descanso a sus empleados. De hecho, en algunas son ellos quienes deciden unánimemente cuándo y cuánto tiempo se van. Se trata de una política basada en la total transparencia en la comunicación interna, que permite a los trabajadores conocer con antelación las distintas cargas de trabajo que habrá en los diferentes periodos y también se ancla en la confianza en el compromiso de los empleados con el proyecto en cuestión. De ahí que se estimule la autogestión de las vacaciones, para que cada cual, según sus circunstancias, tenga el descanso que necesite, y todo esto redunde en trabajadores contentos y mayor productividad.
En otro de los ejemplos, se opta por dar a todos los empleados el mismo número de días libres aunque con una cifra que suena envidiable: 50. Se trata de una compañía del sector de la consultoría que es perfectamente consciente de la sobrecarga de trabajo que soportan sus empleados mientras tienen proyectos entre manos y que deciden compensarlos en periodos de menor demanda para que estén contentos y descansados cuando tengan que reincorporarse a la rutina.
Políticas de bienestar
Algunos de los artículos sobre satisfacción laboral y productividad, como el que mencionábamos en el comienzo de Ranstad, u otro de la IEBS School, vienen también con ejemplos de empresas que llevan años aplicando políticas que contribuyen al bienestar de los trabajadores, ya no sólo desde el horario, sino desde iniciativas que les hacen el día a día más llevadero. Como Google, Facebook o Heineken.
Las dos tecnológicas se preocupan por diseñar oficinas modernas, cómodas y repletas de espacios lúdicos, gastronómicos y de ocio que hagan sentir a sus empleados más confortables y relajados. Y hay estudios que ya confirman cómo estos agradables entornos laborales contribuyen a la productividad. Google, por ejemplo, ha conseguido aumentar el nivel de satisfacción de sus trabajadores un 37%, afirma el ya citado informe de la Universidad de Warwick. U otra investigación de la University of Exeter, en el Reino Unido, que concluye que los efectos psicológicos que causan oficinas diseñadas amigablemente aumentan en 17% la productividad, en comparación a las oficinas corrientes con cubículos y distribuciones funcionales.
En cuanto a Heineken, la cervecera comenzó en 2012 a ofrecer cursos de mindfulness a algunos trabajadores. Al hacer balance dos años después sobre el efecto de esta técnica que promociona la saludo y la satisfacción en el lugar de trabajo, concluyó que entre un 85% y un 95% de los asistentes reconocieron una mejora notable o sobresaliente de su flexibilidad mental y su capacidad de adaptación a los cambios; el 91% aseguró que el curso había mejorado su vida personal, familiar y extra laboral y el 80% se sentía más satisfecho en su lugar de trabajo al finalizar el curso.
Conocidas son también las teorías que señalan los beneficios de las siestas de 20 o 30 minutos después de comer para volver al puesto de trabajo con la energía, la creatividad, la memoria y el nivel de atención y rendimientos renovados. De ahí que en países como Estados Unidos o Japón ya haya empresas con espacios en los que los trabajadores pueden echarse unas pequeñas siestas.
Son muchas las tendencias que circulan en la actualidad y que buscan mejorar la productividad, una preocupación constante de las empresas. Flexibilidad, reducción de jornadas o extensión de vacaciones, conciliación, transparencia en la comunicación ayudan a crear el clima laboral apropiado para tener trabajadores satisfechos y comprometidos con los objetivos de sus compañías. No existe una receta única, pero sí herramientas que da la investigación social para estudiar y descubrir la más apropiada para cada proyecto.
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